En la Renovación Carismática, reconocemos que, como decía San Agustín, la celebración de la Eucaristía «hace a la Iglesia.» Por lo tanto, nuestra participación en la liturgia es una expresión de la mejor parte de nosotros mismos que nos ofrecemos a Dios como un regalo, y como medio de involucrar a todas las personas de la RCCES, para que puedan ser transformadas por el poder de Dios que se presenta en la experiencia comunitaria de la liturgia.